El proyecto Anfibios, en la Fundación Santander del barrio de San Telmo, presenta cinco potentes instalaciones especialmente realizadas para este sitio, con curaduría de Julián Manzelli.
El prístino y vidriado espacio de la Fundación Santander se presentó a los artistas cómo un gran vacío, como un enorme lienzo en blanco que pudieran activar a través de sus obras y sus acciones, reflexionando sobre las tensiones entre lo público y lo privado.
En un periodo de tiempo delimitado y con un formato de residencia artística y taller laboratorio, se les propuso a los artistas abordar con su obra el confinamiento y la postpandemia, los objetos de consumo, las ciudades como lugares de identidad y carácter cultural y las personas que las habitan.
Así, Sol del Rio presenta Génesis, escultura realizada en MDF, que incorpora un router y está revestida en pintura automotriz. La idea surge de una transmutación: el registro de luces durante una tormenta en periodo de confinamiento pasa a ser un video en loop, que genera geometrías lumínicas en movimiento. De sus fotogramas, reducidos al blanco y al negro, emergen los fragmentos que componen la obra. A través de la acción GEN VR se pudo interactuar con la obra en formato realidad virtual, viviendo una experiencia inmersiva.
Puñal es un mural de 16 metros, realizado por el Elian Chali, que atraviesa el espacio en una intensa diagonal plena de color. El artista, autodidacta, se destaca como agente del circuito contracultural argentino y es activista del colectivo de personas con discapacidad, Torceduras & Bifurcaciones. Además de su labor en murales de gran formato, produce obra en estudio y fotografías.
De la colaboración de Milu Correch y Nicolás Romero (Ever) surge la enorme instalación de sitio específico Fecha de Vencimiento. Cuatro bastidores de 4x4mts pintados por los artistas, hablan sobre las interrelaciones entre la identidad y el consumo. Además del trabajo en pintura, los artistas recolectaron objetos que aportaron un formato tridimensional a la propuesta, con un toque nostálgico y kitsch, que suma una reflexión sobre la belleza artificial.
En contacto directo con la escalera caracol del edificio, emerge Balayage, de Nina Kunan. Los hilos de raso en tonos liláceos y marfil forman una cortina y parecen acariciar la estructura, detrás de la cual emerge con firmeza una barra de pole dance (la cual se activó oportunamente con música y un sensual baile). A Kunan le interesa los vínculos afectivos entre los objetos, las personas y los espacios que habitan, con un enfoque lúdico no exento de erotismo.
En la terraza de la Fundación, la instalación de sitio específico de Franco Fasoli (Jaz) Memoria selectiva, evoca a los monumentos de próceres de siglos pasados, especialmente en vínculo con el escultor Alfredo Bigatti (a quién lo une un lazo familiar). Recrea los andamios de madera que solían utilizarse para esculpir, pero en vez de usar materiales nobles como el mármol y la piedra, para sus creaciones emplea poliestireno y poliuretano, componentes livianos, baratos, perecederos y frágiles, y así proponer pensamientos sobre el territorio, la historia y la cultura local.
El proyecto propone un intercambio dinámico entre el adentro y el afuera, abrir los espacios a las personas para que descubran nuevas miradas que, a través de las propuestas de estos seis artistas, abran caminos a diversas reflexiones y nuevos puntos de vista.
Se presenta hasta noviembre 2022.
Fundación Santander: Av. Paseo Colón 1380, Buenos Aires.
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