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BAFICI 2021: ENTREVISTA A LUCAS TURTURRO, DIRECTOR DE “CÓMO MUEREN LAS REINAS”

La película dirigida por Lucas Turturro y escrita por la guionista Constanza Boquet, gira al rededor de Juana (Malena Filmus) y Mara (Lola Abraldes), dos hermanas adolescentes que después de la muerte de sus padres pasaron a vivir en la granja de su tía (Umbra Colombo) donde se dedican a la producción de miel. El ambiente empieza a ponerse tenso cuando Lucio (Franco Rizzaro), primo de las chicas que tenían años sin ver, llega a quedarse unos días en la granja. 

Este film refleja en lo que puede llegar a convertirse el deseo y la acumulación de pensamientos y sentimientos negativos cuando no son expresados o tratados correctamente. Por un lado está Mara, una chica de 14 años que empieza a experimentar el amor y la sexualidad, mientras Juana, su hermana mayor, siente celos al ver que pasa tanto tiempo con su primo. Juana es un personaje complicado e interesante, es controladora y está llena de pensamientos oscuros que se proyectan a través de recuerdos y acciones violentas, como por ejemplo, hacerse daño a sí misma. Por otro lado podemos llegar a sentir empatía al ver la forma en que se siente aislada, la protección hacia su hermana y sobretodo la falta de comprensión. Lucio en este sentido resulta como una especie de detonante a las emociones que Juana tenía guardadas.

Turturro logra transmitir el suspenso y la desesperación a través de la iluminación oscura y el montaje para mostrar la unión de diferentes pensamientos de Juana. Otro aspecto es el silencio, el hecho de que las chicas vivan en un lugar totalmente aislado, sin tecnología, desconectadas del mundo exterior. Además, el clímax es contado a través del montaje paralelo generando así mayor tensión.

Foto: Tom Pulido
Franco Rizzaro y Malena Filmus

El nombre de la película es una metáfora a la jerarquía de las abejas en relación a las tres mujeres que representan esta historia.

Cómo mueren las reinas (2021) es una producción de Aleph Cine y se estrenó el pasado 21 de marzo en el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) y está participando en la Competencia Oficial Argentina. Lucas Turturro, director, guionista, artista visual, egresado de la Universidad del Cine, ha dirigido dos películas más: Un Rey para la Patagonia (2011, con Mención Especial del Jurado en el 25º Festival de Cine de Mar Del Plata ) y Unconscious (2017) la cual fue seleccionada para participar en festivales de EEUU, Colombia, Chile. Además ha realizado series documentales, videos experimentales y es profesor en la Universidad del Cine. 

Hablamos con Turturro para conocer sobre el proceso de grabación de la película y su pasión por el cine.

NC —¿Qué te inspiró a rodar esta película? ¿Qué te atrapó del guión?

— Es un guión que venía trabajando la guionista Constanza Boquet y con la productora Aleph Cine. Yo estaba trabajando en otro proyecto con Aleph Cine, con Mauro Guevara, que es uno de los productores, en una comedia, nada que ver. Él un día me ofrece leer el guión y me dice “mira estamos buscando directores, quería ver si te interesa”. Me sorprendió por un lado porque no estoy acostumbrado a que me convoquen como director, en Argentina la mayoría de los directores son autores de sus propios guiones entonces al principio me sorprendió. Leí el guión y me quedé como colgado, muy sorprendido porque me gustaba más incluso que lo que estábamos haciendo nosotros en ese momento, y por otro lado, porque había una sincronía muy fuerte entre lo que sucedía en el guión y la trama de los personajes con algunas de las sensaciones y emociones que yo estaba viviendo en ese momento que eran bastante oscuras. Así que la respuesta fue sí enseguida, lo leí y al otro día le dije que sí. A partir de eso empezamos a hacer un intercambio de lo que yo entendía de la película, de los personajes y fuimos cambiando algunas escenas, no tantas, pero algunas escenas claves como por ejemplo la escena del sueño o cuestiones como la forma en que comienza la película. Después la historia es básicamente la misma.

NC — ¿Cómo fue plasmar esos fragmentos oscuros,  por ejemplo, los recuerdos de Juana?

— Tiene que ver con lo que uno hace con el deseo y con lo que pasa cuando el deseo no se le presta atención o no se lo trabaja. Cuando pones poco en eso, ese deseo por más que esté en el inconsciente o muy adentro en las profundidades de uno, en algún momento explota, brota, y nos da indicios. Es un poco lo que le pasa a Juana todo el tiempo, hay indicios de que va a explotar, hay algo de ese deseo que ella tiene adentro estancado que se termina convirtiendo en veneno y que hace que se comporte como se comporta. Todo el tiempo su psiquis se manifiesta sin que ella quiera, por un lado es responsable de lo del perro, es responsable de poner en una situación límite al primo, o sea, hay un montón de cosas de las que ella es responsable pero también hay otras que son impulsos o cuestiones que le surgen muy de adentro y no las controla, no puede. Entonces a mí me pasó algo con la primer proyección que hicimos ahora en BAFICI, sentí mucha empatía por el personaje, claramente condeno mucho de los hechos que hace, pero sentí mucha empatía porque no lo puede controlar, es algo de su inconsciente, de su sombra. Hay una escena que revelaba indicios de la familia con otros recursos, como las fotos, pero el sueño estaba bueno porque nos permite ser un poco más ambivalente, no ser tan esclarecedores, es decir, poner las dudas en certezas, porque no importa el pasado de estas chicas, lo que importa es lo que pasa ahí. Obviamente que el pasado de las chicas justifica el comportamiento y el vínculo entre ellas y cómo funciona esta familia o esta colmena de tres mujeres. El auto prendido fuego, las fotos, básicamente tiene que ver con dar indicios de lo que pasó con los padres de las chicas. Después las imágenes oníricas que van apareciendo están todas inspiradas en experiencias oníricas reales que yo fui sufriendo a lo largo del proceso de hacer la película, yo le presté un poco de mi psiquis al personaje de Juana, obviamente adaptado a las necesidades de la película.

Foto: Tom Pulido
Lucas Turturro

NC — ¿Cómo es el proceso de pasar lo onírico al cine?

— Yo trabajo entre las cuatro y las seis de la mañana durmiendo. Mi película anterior, Inconsciente (2017), la hice casi toda en ese horario, me despertaba de cuatro a seis y anotaba alguna idea que se me aparecía y me ponía a editar, y acá pasó lo mismo. Durante el día obviamente trabajo pero las mejores ideas o las ideas más potentes me aparecen durmiendo o en ese estado medio duerme vela en donde te estás empezando a dormir o empezando a despertar. Trato en lo posible de prestarles atención porque son realmente muy superiores a las ideas que tengo en la vigilia. En la película anterior fue 100% así pero acá solo algunas decisiones se tomaron así, no todas, también porque venimos con una base de un guión, pero los aportes que yo hice sí vienen desde ese lado.

NC — ¿En qué aspectos te identificabas con el lado oscuro de Juana?

— Hay cosas que yo todavía no termino de entender y eso que empecé terapia, cosa que nunca había hecho, un error. Me pasaba eso, tenía como algunos ataques donde el inconsciente me manifestaba un montón de cosas que me sorprendían porque yo estaba en una situación bastante tranquila, bastante buena, pero el inconsciente se ve que decía “hay mucha cosa tapada acá, muchas emociones tapadas”, y cuando uno esas emociones no las saca, te pueden explotar en diferentes tipos de ataques, en ansiedad. No tiene nada que ver con lo que hace Juana pero sí con cuestiones como exponerse a situaciones de peligro, exponerse a situaciones de violencia, que nunca me había pasado. Estamos mucho mejor igual. Hacer la película fue una especie de catarsis, un proceso sanador y yo creo que justificó un poco también la experiencia porque te preguntás “por qué estoy atravesando todo esto”. Son esos sincronismos que alguna explicación deben tener.

Foto: Tom Pulido
Lucas Turturro y Franco Rizzaro

NC —¿Cuál es tu visión sobre la metáfora del nombre de la película en relación a las tres mujeres que la representan? ¿Preferis dejarlo a libre interpretación?

— Para mí está incluso mostrado para libre interpretación, a veces le encuentro un significado, a veces le encuentro otro. Básicamente hay un paralelismo sobre cómo funciona esta familia y cómo funciona la colmena, es una decisión hasta de guión. El título de la película es una pregunta, conocer cómo mueren las reinas, acá cada una de las protagonistas teje su propio destino como puede y con las herramientas que tiene. La mas chiquita, Mara, toma decisiones, Juana toma decisiones, algunas más conscientes y otras no, y la tía también. O sea son tres mujeres fuertes, eso es importante, por más que estén en un mal momento o que sean víctimas de un montón de cosas, son tres mujeres fuertes. Tres reinas.

NC — ¿Cuáles fueron las mayores dificultades del rodaje?

— La película sucede en gran parte en exteriores por lo cual hubo varios desafíos; lluvia, filmar en las alturas, que son desafíos a nivel de producción. El clima en las primeras semanas no nos acompañó, era una película de verano y sufrimos mucho frio, nos llovió al comienzo y eso nos desacomodó el plan de rodaje, y a su vez, teníamos un plan de rodaje acotado a las posibilidades de producción con la cantidad de semanas, que eran cuatro. Se nos complicó mucho pero pudimos hacer todo.

Lo más difícil sin duda fue filmar con las abejas. Obviamente nosotros teníamos personas que nos asesoraban con el tema de la apicultura, conseguimos unas colmenas y armamos. El apicultor nos dijo que ellos están acostumbrados a trabajar con las colmenas 15 minutos una vez cada 15 días y solo si es realmente necesario, y nosotros abrimos las colmenas tres días y nueve horas cada día, por lo cual se pusieron muy agresivas. Son mucho más inteligentes de lo que imaginaba, y les dimos el tiempo suficiente como para encontrar el mínimo hueco y empezar a romper los trajes, nosotros teníamos toda la protección pero ellas tuvieron mucho tiempo entonces lograban meterse en los trajes o lograban romperlos. Fue muy estresante para el equipo técnico estar concentrado en sus tareas cuando tenés cientos de miles de abejas intentado picarte. Después hay algo que es muy pertubador, que es el zumbido de las abejas. Nosotros usamos ese sonido como recurso para la película y para la música. El sonido de miles de abejas durante tanto tiempo te enloquece, lo vimos reflejados en nuestra forma de trabajar, te enloquecía, había gente que necesitaba alejarse un rato y volver. Y sí, varios sufrieron picaduras.

Foto: Tom Pulido

NC —¿Cuándo supiste que te querías dedicar al cine?

— No lo decidí, no recuerdo el momento en que tomé la decisión. Es el cliché de que es desde siempre, y como yo no lo recuerdo me baso en testimonios de familiares y de amigos. Mis amigos me decían que jugábamos a las escondidas cuando tenía cinco años y yo me quedaba escondido y me descubrían que estaba contando historias. Por ahí no sabía en qué rol o si era cine, televisión, pero a los 16 años yo ya estaba averiguando en qué facultad estudiar. La verdad que desde siempre, no tengo recuerdos de haberlo dudado. Además no sé hacer otra cosa, jamás hice otra cosa.

NC — ¿Cómo fue tu experiencia para llegar a grabar tu primera película?

— Primero hice la carrera de dirección de fotografía, por un lado porque me parecía interesante la carrera, y segundo porque sentía que me iba a dar una salida laboral porque uno termina una carrera de cine con el título de director y no sos director, por más que tengas un título, como medicina o abogacía. En cambio si tenía la carrera de iluminación y cámara podía trabajar de asistente de cámara, camarógrafo, director de fotografía y es lo que sucedió, empecé a trabajar en roles que tenían que ver con eso hasta que en un momento me empezó a ir muy bien, y como en primer lugar yo elegí esa especialización sabiendo siempre que iba a hacer dirección, entonces cuando me empezó a ir bien dije, “tengo que dejar ahora para hacer dirección”. Renuncié a todos esos proyectos y empecé a trabajar como asistente de dirección, las primeras cosas las empecé a dirigir para televisión y después los documentales.

Foto: Tom Pulido

NC — ¿Qué es lo que más disfrutas de hacer cine?

— Por un lado me gusta contar historias, esa es la típica, pero más allá de eso me gusta transmitir alguna idea, algún concepto, que vos veas esa película y que te genera o una emoción, una idea, una reflexión, algo, pero eso como director. Como espectador no necesariamente, me gustan las películas que me hacen pensar pero también me gustan las que me entretienen y chao. Después lo hago porque yo la paso muy bien en los rodajes. Para mí estar en el rodaje es lo que más me gusta, como al rockstar que le gusta estar arriba del escenario, bueno, a mí me encanta estar en rodaje, la adrenalina, los nervios. Hay mucha gente que lo sufre, lo padece o lo pasan muy mal, para mí es el momento más feliz de mi vida, me encanta. Me estreso, me enojo, todo lo que pasa en un rodaje, obvio, pero hay algo de eso que me gusta mucho. 

Fuente: Aleph Cine
Fuente: Lucas Turturro

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