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“YO NENA, YO PRINCESA”: LA NIÑEZ TRANS Y EL ACOMPAÑAMIENTO FAMILIAR

“Yo nena, yo princesa” tendrá su estreno el jueves 28 de octubre en todos los cines del país con las actuaciones de Eleonora Wexler y Juan Palomino y la dirección de Federico Palazzo.

Fuente: TN

La película relata la historia de Luana, que en 2013 se convirtió en la primera niña trans en el mundo en recibir su DNI que reconoció el cambio de género formal sin intervención de la Justicia tras la Ley de Identidad de Género promulgada en 2012, y la incansable lucha de su madre, Gabriela Mansilla, que batalló para que su hija sea reconocida por el Estado como Luana y no como Manuel.

El núcleo del largometraje son Gabriela (Eleonora Wexler) y su marido (Juan Palomino) que atraviesan el caso de Luana (Isabella Gómez Catalán), una chica trans de cinco años segura de su identidad que le gusta pintar princesas con su fibra rosa y ponerse una peluca para jugar a ser “Bella” de la “Bella y la Bestia”.

El padre del matrimonio soñaba con trabajar en su taller junto a sus dos mellizos varones, pero después de ver que Manuel no jugaba a la pelota como Elías y que, en cambio, prefiere dibujar y bailar cuando no está triste, los gritos y los castigos comenzaron a ser moneda corriente en esa casa de familia de Lomas del Mirador.

A lo largo de la película, la pareja intenta “resolver” el “asunto” de diferentes maneras y acudiendo a la ayuda de distintas personas que los rodean; algunos con prejuicios, otros con amor. Mientras tanto, la relación entre la familia y la estabilidad mental de cada uno se pone en juego en cada nuevo paso que da Luana y sus padres.

El llanto va a ser inevitable para los espectadores que son de lágrimas fáciles. Hay un vínculo muy fuerte que se forma entre Luana y todo aquel que está del otro lado de la pantalla que la ve, por un lado, alegre mientras se divierte y, por el otro, deprimida cuando la enfrentan por mostrarse como es.

La muy buena presencia de Isabella, niña trans que interpreta a Luana, facilita la empatía con su personaje. De la misma manera, Eleonora Wexler y Juan Palomino juegan un rol fundamental para recrear el drama de la historia, aunque por momentos el tono de las discusiones maritales parezca excesivo.

Fuente: TN

Por momentos hay tensión, por otros estabilidad, emoción, contención, enfrentamiento, discusión, cariño. En un principio las irregularidades argumentativas que sufre la trama pueden ser molestas, pero en realidad no son más que un espejo de cómo una familia se las ingenia para atravesar esta situación en una sociedad con prejuicios de género.

Mi objetivo es que esta película le salve la vida a un montón de niñeces más. Ojalá que la vea una familia donde haya una niñez que está esperando que se la respete, o que se den cuenta que tienen un hijo, una hija, une hije trans al ver la película, y que cree conciencia en la sociedad”, confesó Gabriela Mansilla en una nota con Clarín.

La película toma una evidente postura y busca interpelar permanentemente al espectador promedio para que se pregunte cómo actuaría si estuviera en los pies de Gabriela y su esposo. “Si bien somos entretenedores, me parece que es una responsabilidad del artista poder subrayar y difundir situaciones que han sucedido siempre pero que han sido tapadas”, había comentado Juan Palomino a Novedad Cultural hace unos meses.

Sin embargo, la inclinación que toma el film por momentos parece no solo ser en relación a las dificultades que tiene una chica trans en su niñez y su familia, sino que también deja distinguir la afinidad política de la cinta producida por el Grupo Octubre con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Argentina/ 2021/ color/ ficción 120 min aprox.

Género: Drama

Lenguaje: Español

Calificación: ATP

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