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«SUPONGAMOS QUE NUEVA YORK ES UNA CIUDAD»: REÍR, RECORDAR Y CRITICAR

Fran Lebowitz (70) es reconocida por desempeñarse como escritora, periodista, y humorista. Martin Scorsese (78), forma parte del panteón de directores que llevaron a Hollywood a su segunda «era dorada». Además de ser de la misma generación, ser apasionados por su arte y tratar de sobrevivir en la gran manzana, estos dos personajes comparten la idea de que la observación es la fuente principal de inspiración para sus expresiones. Scorsese siempre afirmo que «filma como ve la vida».

Martin Scorsese y Fran Lebowitz. Fuente: Netflix

Esta es una de esas series de Netflix simples y concisas; dos viejos amigos se sientan a charlar del pasado, del presente y del futuro con toques de ironía, acidez y crudeza que siempre vienen bien para realzar cualquier relato. Frente al público, en un bar o en la calle, durante siete capítulos de media hora Lebowitz (quien la mayor parte del tiempo cumple el rol de «entrevistada») recorre sus pensamientos hablando libremente sobre el tránsito, el arte, los libros, la música, el dinero y la vida moderna. Es interesante la perspectiva de una persona que jamás se conformo con nada pero igualmente siente nostalgia y es aferrada a aquello que considera genuino.

Los momentos de genialidad, aparecen cuando conocemos los aspectos más personales de Lebowitz y cómo ella utiliza experiencias propias, aspectos de su personalidad y hechos históricos para dar su perspectiva crítica sobre las cosas. Por otra parte, el humor de observación moderno puro y duro no escapa de un espectáculo de stand up promedio; la mayoría de los chistes son buenos, pero no demasiado originales. Es cierto que Nueva York es única, pero cada vez las metrópolis del mundo se van mimetizando más y aquello que puede señalar un humorista de esa ciudad puede ser aplicable también a Buenos Aires.

Scorsese y Lebowitz charlando frente al público. Fuente: Netflix

El trabajo de Scorsese a través de los capítulos es en extremo sutil. Lejos del típico ritmo acelerado tan característico de sus films, aquí decide cocinar las situaciones a fuego lento, sin muchos cambios de plano o transiciones; lo que se muestra acompaña el tono cálido de una charla amena la cual se construye desde el principio de la serie.

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