¿Hasta qué punto es posible sentar las reglas de una disciplina que persigue la originalidad? ¿Realmente «vale todo» en el arte? En Once tesis (y antítesis) sobre la escritura de ficción, resultado de una serie de clases y conferencias a lo largo de los años, Guillermo Martínez propone responder estas preguntas bajo la premisa Tzevetan Todorov de «explorar la posibilidad de oponerse al nihilismo sin dejar de ser ateos».
No es la primera vez que el autor de Crímenes imperceptibles reflexiona sobre la escritura. En efecto, varias de sus novelas están protagonizadas por escritores (La mujer del maestro, La muerte lenta de Luciana B., Yo también tuve una novia bisexual) y es habitual que el misterio o el suspenso de la trama principal cedan lugar a agudas reflexiones que reelaboran dicotomías clásicas de la crítica literaria a la vez que proponen nuevos debates.
Ya desde el título, Guillermo Martínez retoma la sana costumbre de examinar las cosas desde varios puntos de vistas —en ocasiones, aparentemente contradictorios—, algo que ya constituye una marca registrada en su estilo y que se ve plasmado en sus novelas en algunos giros memorables en las tramas. En este caso, la propuesta pasa por postular criterios lo suficientemente firmes —pero a la vez flexibles— que sirvan para guiar la escritura, pero que, a la vez, tengan necesariamente contraejemplos perfectamente legítimos.
«Creo que la manera más leal de discutir en literatura —y en muchos otros ámbitos no exactos— es la de “dar vuelta el tablero” para tratar de ver cuál es la parte de verdad de la posición contraria, sin desfigurarla ni disminuirla» resume el autor en la introducción.
Ya sea como hoja de ruta al momento de sentarse a escribir, como guía de lectura o por el simple placer de conocer «los trucos del mago», Once tesis (y antítesis) sobre la escritura de ficción es una invitación a reflexionar sobre la escritura y la literatura de la mano de uno de los escritores argentinos más destacados de las últimas décadas.
