Mujeres, engaños, misterios, traiciones… Una vez más, Jorge Fernández Díaz se zambulle en estos temas, que tan bien domina. Una vez más, con las calles de Buenos Aires como escenografía, aunque, en esta ocasión, de la mano de Cora Bruno, una detective privada acostumbrada a conflictos maritales que, por azar, se verá involucrada en un entramado de poder, violencia y corrupción.
A partir de entonces, la vida de la protagonista dará un giro brusco que la alejará de las confiterías de Palermo y los pasatiempos burgueses para acercarla a los pasillos de la villa y el mundo del crimen organizado.
Entre parejas infieles, sindicalistas mafiosos y mujeres alternadamente empoderadas o desempoderadas, Cora busca tender puentes entre la novela rosa y el policial negro. Y aunque de a ratos lo consigue, logrando evocar las mejores páginas de La segunda vida de las flores o El puñal, se estanca menudo en una zona vaga y descolorida entre estos dos polos. Sin embrago, mediante sucesivos giros en la trama —que camuflan a la vez cierta chatura de los personajes—, el autor se las ingenia, una vez más, para mantener en vilo al lector hasta llegar a un desenlace digno de Netflix.
