La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que 1 de cada 2 jóvenes corre el riesgo de sufrir daños en la audición por escuchar música en sus dispositivos a un volumen elevado.
A la hora de usar transporte público, en videollamadas laborales, para hacer deportes, consumir contenido multimedia, jugar en red o incluso para estudiar, el uso de auriculares es cada vez más frecuente. Ya sea que los utilicemos con fines laborales, por ocio o comodidad es importante saber qué consecuencias podrían traer a nuestra salud y de qué manera evitarlo.
La OMS alertó sobre el riesgo de pérdida de audición irreversible que podría provocar el uso de auriculares por largos periodos de tiempo y a un volumen excesivo. Según estudios del organismo, en 2050 una de cada diez personas sufrirá una pérdida auditiva incapacitante.
Los factores que afectan la audición son: el volumen, la duración y la frecuencia con la que nos exponemos a sonidos intensos.
La Lic. en Fonoaudiología María Sofia Olaran se dedica al equipamiento con audífonos, trabajando con pacientes de diversas edades, desde adolescentes hasta adultos mayores, que acuden a consulta por dificultades auditivas o derivación de un especialista, para evaluación, prueba y selección de audioprótesis.
La Lic. Olaran explica que la exposición a sonidos fuertes durante un periodo extenso de tiempo, puede causar fatiga auditiva en las células sensoriales del oído interno que nos permiten escuchar, esto provoca la sensación de pérdida auditiva temporal o zumbidos, tinnitus de poca duración, condición que en general mejora en un breve lapso de tiempo.
Advierte que la exposición regular a sonidos fuertes o incluso la exposición a un ruido esporádico pero de alta intensidad, puede provocar tambien un trauma auditivo, daño permanente e irreversible.
¿Cuál es la diferencia entre fatiga auditiva y trauma acústico o auditivo?
La fatiga auditiva es causada por un estímulo sonoro constante y generalmente fuerte como puede ser el uso prolongado de auriculares o diferentes situaciones de la vida cotidiana como asistir a una fiesta donde se escucha música a un volumen muy elevado. La fatiga auditiva puede provocar una sensación de hipoacusia temporal o lo que comúnmente se conoce como zumbido.
El trauma acústico es una pérdida auditiva que generalmente afecta las frecuencias agudas. Las frecuencias agudas son las primeras ubicadas dentro de la cóclea, por ese motivo son las primeras en verse afectadas. Suele ocurrir ante un ruido muy fuerte o estruendoso como el sonido de bombas o pirotecnia, pero tambien puede ser provocado por la exposición prolongada a sonidos o música fuerte en auriculares. A diferencia de la fatiga, el trauma acústico es irreversible.
No solo es importante tener en cuenta la intensidad del sonido, sino tambien el tiempo de exposición al mismo ya que, aun a un volumen moderado, el uso diario y por tiempo prolongado de auriculares tambien puede generar fatiga o trauma auditivo.
¿La presencia de un zumbido o tinnitus siempre significa muerte celular o pérdida de audición?
No necesariamente tiene que haber pérdida auditiva o muerte celular para que aparezca un tinnitus, puede tener diferentes causas. Si bien una de ellas es la pérdida auditiva, tambien podría generarse por el uso de fármacos por ejemplo, por una condición neurológica, por estrés o por muchas otras razones.
El tinnitus no es una patología per se, sino que es un signo o síntoma de algo y por eso es muy importante consultar a un especialista.
Hay personas que ante el mismo tiempo de exposición e intensidad de sonido tienen mayor susceptibilidad a sufrir problemas auditivos.
La pérdida de audición inducida por el ruido suele ocurrir gradualmente, pasando inadvertida hasta que los efectos comienzan a hacerse más evidentes, motivo por el cual la consulta al especialista suele realizarse demasiado tarde.
Signos de alerta de posibles problemas auditivos:
- Cefalea, sensación de vértigo, insomnio, irritabilidad, perdida de atención o necesidad de pedir a otros que repitan lo dicho o hablen más despacio.
- Distorsión de sonidos conocidos.
- Fatiga auditiva.
- Aparición de acúfenos o tinnitus (zumbidos repentinos sin que haya una fuente externa que los provoque).
- Hiperacusia o algiacusia (sensibilidad extrema a sonidos ambientales).
¿Existen medidas que se puedan tomar para contrarrestar los efectos de malos hábitos previos?
Lamentablemente las células perdidas no se recuperan. Sí podemos tomar medidas preventivas como por ejemplo, asistir a un control anual con un especialista. En caso de que haya ocurrido cierta pérdida auditiva y sea necesario, equipar para evitar que el resto de las células continue deteriorándose.
En el caso de niños es importantísimo estar alerta cuando por ejemplo no responden a su nombre, o si en el colegio se los percibe como distraídos o poco atentos. Y nuevamente, es primordial la supervisión a la hora utilizar dispositivos electrónicos, controlando el volumen y el tiempo al que se exponen a ciertos sonidos.
Además de la potencial pérdida auditiva, el uso incorrecto de dispositivos tecnológicos podría repercutir en nuestra salud generando trastornos del sueño, deterioro cognitivo y aislamiento social.
¿Qué podemos hacer al respecto?
- Utilizar auriculares que se ajusten bien al oído y aíslen el ruido del entorno, preferentemente modelos externos que cubran el pabellón auricular (evitando los modelos de inserción).
- Mantener el sonido a una intensidad de volumen menor al 60% de su capacidad máxima.
- Recordar a la hora de transitar espacios ruidosos como estaciones de trenes y subtes que no debemos intentar compensar aumentando más el volumen.
- Limitar el tiempo de uso de auriculares a no más de 60 minutos continuos (hacer un descanso auditivo cada 60 minutos de escucha atenúa la fatiga).
- Es fundamental que las personas a nuestro alrededor no puedan oír lo que estamos escuchando. Si eso sucediera indicaría un excesivo nivel sonoro que podría resultar perjudicial para nuestra salud auditiva.
Si bien su uso se extiende a todas las edades, el grupo poblacional más expuesto por su tendencia a utilizar auriculares a toda hora y a volumen excesivamente elevado son los adolescentes y jóvenes adultos. Un factor que los vuelve aún más vulnerables, es que tambien frecuentar espacios ruidosos de entretenimiento como recitales, bares o boliches. Otros lugares en donde es posible estar expuestos a altos decibeles de sonido son los cines y eventos deportivos o gimnasios.
No es dificil encontrarse expuesto a la contaminación auditiva si tenemos en cuenta que la ciudad de Buenos Aires es una de las más ruidosas del mundo, junto con Tokio y Nueva York, entre otras.
La unidad utilizada para medir la intensidad del sonido son los decibeles (dB). Lo recomendado por especialistas es no superar los 65dB durante el día para lograr un sueño efectivo por la noche.
Si pensáramos en sonidos de la vida cotidiana, podríamos tomar como parámetro que una conversación normal tiene entre 40 y 60Db. Un secador de pelo puede alcanzar unos 100dB, similar al nivel producido por un subterráneo; una moto 95Db, la bocina de un automóvil 90dB y la sirena de una ambulancia 120dB. Recitales y boliches pueden oscilar entre 104 y 112dB.
El factor de riesgo aumenta a la par del volumen y la duración. Según la OMS se podrían escuchar 80DB de sonido sin peligro hasta un total de 40 horas semanales, sin embargo si el nivel sonoro fuera de 90Db, el tiempo de escucha seguro solo sería de 12,5 horas semanales.
Existen aplicaciones gratuitas y de pago que permiten determinar el nivel de sonido o ruido del entorno, como Sonómetro, Sound Analyzer App o Decibel – Threshold Sound Mete.
Por otra parte, HearAngel es una de las aplicaciones que se incluye en algunos dispositivos inteligentes y que permite a los usuarios de auriculares realizar un seguimiento del sonido consumido y emite alertas en caso de superar el límite recomendado para la salud.
