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ORSAI PRESENTA «NO VA MÁS», UNA BIOGRAFÍA DE CAYETANO

Sabemos que toda persona pública, más allá de las luces de la escena, cuenta con una vida privada que muchas veces desconocemos por completo. A veces, por distintos motivos, algunos episodios salen a la superficie y nos permiten conocer el lado más humano de las celebridades.

En esta ocasión, a través del libro escrito por Mauro Libertella, podemos acceder a la faceta menos conocida de Nicolás Cajg —más conocido como «Cayetano»—, un periodista famoso por su trabajo en el mundo del deporte que, por su adicción al juego, se vio enredado en un sinfín de deudas, y decidió contarlo para curarse y para alertar a otros.

Mauro Libertella es escritor y periodista. Fuente: Clarín.

Viejos problemas, nuevos desafíos

La ludopatía existió siempre. Sin embargo, la explosión de las plataformas de apuestas online ha agravado el fenómeno. Antes, para un porteño, apostar implicaba ir hasta el casino de Mar del Plata. Más tarde, orillando la ciudad y la ley, llegó el casino flotante de Puerto Madero. Hoy alcanza con un teléfono con acceso a internet, y es habitual escuchar de adolescentes que intentan «dar el batacazo», «pegarla» o «salvarse» mediante un golpe de suerte.

Silencios que hacen ruido

La ludopatía tiene puntos en común con otras adicciones, pero, de alguna manera, se trata de una adicción silenciosa. A diferencia del alcoholismo, por ejemplo, no genera síntomas físicos ni conductas demasiado evidentes para el entorno cercano, lo que puede dificultar el diagnóstico. A la vez, y como producto de los intereses involucrados, es un tema silenciado en los grandes medios de comunicación. Basta ver que muchos plataformas de apuestas son anunciantes de equipos de fútbol o de eventos masivos para entender la dimensión del conflicto.

Barajar y dar de nuevo

Cayetano se vio en la necesidad de vender un departamento heredado de su abuela —sobreviviente de los campos de concetración de Auschwitz— para pagar deudas de juego. Mucho más que dinero. Pero este episodio significó también el punto de inflexión para pedir ayuda e iniciar un tratamiento.

No va más puede leerse como la crónica de un jugador que perdió (casi) todo, pero también como un relato de esperanza, resiliencia y segundas oportunidades.

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