El pasado sábado a las 20 hs, en el canal de youtube «GCBA» y como parte de la propuesta de obras online de «Cultura en casa» estrenó la obra que estuvo en cartelera en el 2008 y forma parte del archivo histórico del Teatro San Martín: El hipervínculo (Prueba 7).
Obra en la que, con una creatividad y técnica exuberante, Matías Feldman nos regala un recorrido por la historia del arte y por qué no la humanidad, reflexionando sobre el peso de la imagen en nuestra percepción a raíz del gran desarrollo tecnológico del que somos parte.
Recorrido que no pierde de vista el gran interrogante del pensador y crítico alemán Walter Benjamin. ¿Qué pasa con la obra de arte cuando se replica? ¿Pierde el aura? ¿Hay una experiencia distinta entre el consumo de la original y una repetición?
La obra inicia con una verborragia en voz en off hasta que muy acertadamente el que nos da la clave para entender cómo seguir esta secuencia de escenas aparentemente desconectadas, es un personaje de un cuadro de Rembrandt. Así es, en el gigantesco escenario del Teatro San Martín los protagonistas del cuadro “La Lección de Anatomía”, mejor dicho el médico, no solo montan el cuadro en cuestión de segundos, también reflexionan sobre como todo en la actualidad pasa por las imágenes. Casi en la misma línea que el discurso existencialista nivel Hamlet pero en tiempos de selfie.
La escenografía a cargo de Cecilia Zuvialde tiene como eje central una pantalla en la que se van mostrando diferentes obras de arte, una de ellas es “La caída de los ángeles rebeldes” de Brueghel.
En la gran mayoría de las escenas el número de actores es bastante importante. Desde un bar repleto de clientes, a una cena de dos parejas en la que irrumpen bolcheviques con su baile clásico e incluso un personaje del medioevo que lee Wikipedia en tono de banda metal. Todos coordinan a la perfección coreografía y letra para lograr momentos de sumo caos superpuesto pero con lógica.
Confluyen varias las épocas, desde la unión soviética, hasta un funeral a través de un vidrio, dialogando y referenciándose, sin momento de sorpresa como el absurdo indica. Y en parte es esto lo que Hipervínculo se propone y lo logra“¿Qué resultaría del montaje de imágenes, personajes, mundos e informaciones disímiles? ”
Llegando hacia el final el personaje de una poetiza es reconocida en una conferencia pero no tiene mucho que decir más que está harta del esnobismo. En uno de sus diálogos reflexiona que “Todo es montaje” casi rompiendo la cuarta pared, dado que efectivamente, las sillas, la luz, ellos recitando la escena que uno está viendo es montaje.
Una obra que por su problemática, funciona bien en formato virtual. Con una riqueza de recursos y elementos que vuelven las casi 3 horas de función una entretenida reflexión como consumidores, pero también de esta puesta en escena que como sujetos montamos en redes, pero también en la vida misma.