En esta 35 Edición del Festival de Cine en Mar del Plata, nos encontramos ante diversas películas que forman parte de las categorías de Competencias tanto Argentinas, Latinoamericanas, como Internacionales.
Una de estas entregas que pudieron destacarse en el festival fue el cortometraje “En la Era”; un film que trasciende a una experiencia con la naturaleza en Las Pozas, Xilitla, un conjunto arquitectónico artístico ubicado en México.
Manuela de Laborde, la directora de este proyecto, conversó con nosotros acerca de cómo fue el proceso de creación de la obra, su experiencia ante este evento arquitectónico y su perspectiva hacia la receptividad del film.
NC: Felicidades ante este nuevo proyecto ¿Cómo te sientes al formar parte de este festival?
ML: Y la verdad es que está muy bueno tener esta percepción de que la pudieron escoger para este festival, y yo muy feliz.
NC: ¿Cómo surgió el concepto de la película?
ML: Es mágico y a veces menos mágico (risas) de lo que te imaginas.Estos amigos míos, que tienen un estudio de arquitectura, llevaban 5 años haciendo esta residencia junto con otro arquitecto llamado Humberto y otro arquitecto japonés. Ellos estudiaron juntos en una escuela de arquitectura en Londres y vivieron una gran experiencia a nivel laboral.Y Carlos Matos quería hacer algo parecido en México; y ya en el país hubo un artista aristotélico llamado Edward James, que vino a México, específicamente a Las Pozas, y empezó a construir una especie de arquitectura surreal compuesta de cemento con fuentes en forma de flor. Y todo esto se hacía en base de concreto.
Estos arquitectos, al tener esa experiencia internacional; junto con la fundación que creó Edward Chase, decidieron crear una residencia por 4 años en Las Pozas. Y yo estuve el último año en donde fui dos semanas a la jungla; en el espacio de Edward James. Allí, cada estudiante conceptualizaba sus maquetas, y lo que hacen es que cada vez, invitan a un cineasta para no preocuparse por la documentación. En este caso, Humberto (parte de los arquitectos) vivía en mi apartamento; entonces al conocer un poco sobre mi trabajo, me escogieron a mí como cineasta.
Al principio, el plan era que yo grabara las esculturas solamente. Yo nunca había grabado gente o había destacado películas en el exterior. No tenía en ese momento esa clase de trayectoria. Pero al llegar al sitio, con la comida, la naturaleza, el mismo contexto; me hizo decirme a mí misma “Tengo que grabar esto”.
NC- Y en torno a la edición, ¿Fue complicado?
ML: El corto está grabado en forma película, y tenía un poco de miedo de que no me alcanzara la película las dos semanas completas, dado que un solo rollo de película ocupa tres minutos y medio. Yo tenía como 9 en ese momento, y si te emocionas, esos rollos se pueden ir en un día. Por ende, empecé a filmar tomas muy cortas y rápidas por los nervios. Pero cuando recibí el material, era súper difícil destacar la imagen por el tiempo; por eso muchos acercamientos se hacen en postproducción. Fue una película que se construyó al momento de editar, dado que me di cuenta de qué tan espontáneo era. Es una sensación de que estás viendo una sociedad. Por eso a partir de la edición, construí ciertas narrativas. Por eso no considero este film como un documental, sino un hecho ficcional ya siendo extremos con este concepto.
NC- Se podía observar en cada escena la cotidianidad más de lo común visto en las películas ¿Puede verse de esa forma?
ML: La verdad es que si fue un intercambio sincero en todas las direcciones, y lo que no ves en la película lo escuchas en el sonido; es como la cultura latina que escuchas con la música de reggaetón, y al estar retirados no destaqué el turismo del sitio, pero si bien no lo grabé, estábamos en la misma atmósfera.
NC- Estuviste dos semanas en La Pozas debido a la creación del film ¿cómo fue la experiencia de vivir un cierto tiempo con la naturaleza?
ML: La experiencia fue súper deliciosa. En algunos momentos, se me olvidaba que debía grabar (risas). Paseaba por mi cámara pero era algo tan tranquilo. Por eso las tomas son un poco tranquilas, porque no tenía en mi esa seriedad profunda de grabar algo, era sumamente espontáneo. Y a veces lo hacía tan rápido que en algunas tomas no destacaba el encuadre de la cámara o cortaba algunas cabezas.
Yo estaba allí, ahí platicando, riendo, y sorprendentemente en la edición, no quedó nostalgia, quedó la sensación oscura que pueden llegar a tener los sueños por no decirte exactamente de qué se trata. La película tiene ese “vibe”. Pero fuera de la película, nos conectamos con la naturaleza; y de alguna forma cambia el ritmo.
NC- ¿Cómo te has sentido ante la recepción de este cortometraje?
ML: Buena, bastante bien. Antes de Mar de Plata, se enseñó en enero y pude estar físicamente y verla en el cine. Estaba nerviosa, porque la película que hice antes tuvo cierto fervor que me sacó de onda. Eso a veces te paraliza un poco porque tienes un compromiso con tu público en torno a que ese film debe responder a un previo. Además,estaba ante un territorio diferente al que yo me destacaba. También, muchas personas hicieron documentales bellos como “La Leche”, y te ves respondiendo a cosas que han tenido su propio hincapié y te hacen dudar cómo joven cineasta.
El que está en el cine, no está en ese espacio y se crea atmósfera a través de la película. Muchas tomas que yo tenía, no creaban esa atmósfera y me asustaba. Pero creo que a partir de ese percance, fue lo que me permitió no tener una noción de tiempo o coherencia que puede estar influenciada por varias piezas. A partir de ello me dije, “estoy contribuyendo a algo con esta película”.
NC- ¿Cómo esta película puede representar a la cultura mexicana?
ML: Yo no creo que la película realza algo, pero sí que hay cosas tan fuertes como la identidad o lugar que entra a la película. Esto fue una intervención en donde extranjeros venían a un lugar a hacer algo. Y esa intervención se vuelve tan grande que quedas cegado por el lugar en donde te encuentras. Tú puedes hacer algo en un lugar, pero el lugar en sí mismo queda fuera de marco. Pero, con la interacción, y colaboración de ese paisaje, México se mete en la película. También, tenía que ver con el sonido, porque sin el sonido, no te dabas cuenta del sonido actual del país. Además, siento que la película fue como una esponja, que absorbe todo lo que es México. Es más importante lo que pertenece a un lugar que lo que llegue a imponerse.
Con destacados cambios de cámara y con producciones audiovisuales diversas, “En la Era” destaca el trabajo y la cultura del país Hispanoamericano por medio de lo cotidiano y la esencia con la naturaleza.
Excelente entrevista. Muy al día con todos los espectáculos que se presentan. Gracias. Felicidades.