“Rancho” es otra obra que debutó en el BAFICI 2021, que este año está disponible de manera presencial y virtual. En este caso, la película funciona como un documental que se infiltra en las conversaciones de los pasillos, los murmullos entre compañeros de pabellón y las risas entre los convictos de la cárcel de Dolores, que no tienen otra opción más que convivir hasta el último día de su condena.
La cárcel es un lugar inhóspito, poco conocido y, hasta, tabú del que la mayoría no tiene un registro contundente pero sí una impresión recreada desde los relatos ficticios y los rumores. Sin embargo, para los protagonistas de “Rancho”, la cárcel es su realidad. Un refugio que los resguarda de la tentación de robar, de sus fantasmas, a algunos, y una barrera que le impide cumplir sus sueños y vivir con el cariño de su familia, a otros.
Los diálogos, en su mayoría, se centran en las historias que los pusieron tras las rejas o en los deseos personales que tiene cada uno luego de cumplir su tiempo de encierro. En este sentido, la película, a pesar que retrata el presente de los protagonistas, también gira en torno al plano del pasado y del futuro porque la verdadera acción sucede en libertad, mientras en prisión se vive de manera costumbrista, como el ritmo del largometraje, y en constante espera.
A pesar de no haber mucho movimiento dentro del penal, el espectador no puede sacar los ojos de la pantalla gracias a los constantes planos cortos, elegidos por su director Pedro Speroni, que reflejan un ambiente denso y agobiante. También, estos planos cerrados generan una sensación de cercanía con los presos que parecen hablar desde la más profunda honestidad con sus compañeros y, de alguna manera, con el público.
El documental, como lo dice en su palabra, no es una recreación ficticia de la cárcel, con un argumento atrapante y personajes extravagantes, como en tiras como “El Marginal”, sino que documenta la realidad que se vive adentro de un penal bonaerense. El film refleja la autenticidad de los protagonistas, aunque con el conocimiento de que están siendo grabados, y de su ambiente que es, posiblemente, ajeno al del espectador.