Instagram, al igual que lo hacen el resto las redes sociales, se transforma constantemente para estar al día con las nuevas tendencias. ¿Pero… qué tan beneficiosos son esos cambios?
En lo que va del año, la plataforma ya sumó la herramienta “Reels”, con un formato muy similar al de Tik Tok, la aplicación que fue un boom en la cuarentena y su competencia directa. Sumado a eso, los usuarios ya no pueden visualizar la cantidad de me gustas que tienen las publicaciones de cuentas ajenas. Además, agregó la pestaña de “Shop” a la que se accede desde los perfiles de marcas. Y la más reciente: suspendió la opción de compartir publicaciones del feed en las historias.
Si bien el tema es complejo y en el documental de Netflix, “El dilema de las redes sociales”, los especialistas lo explican en profundidad, de cierta manera, el algoritmo de Instagram funciona como la Teoría de la Evolución de Darwin: el usuario que más dinero invierta, será quién evolucione, el que menos lo haga, se extinguirá entre el resto de las publicaciones. Y así competirán entre ellos para obtener el mayor alcance y visualizaciones posibles.
Instagram se mantiene gracias a la millonaria inversión en publicidad de las marcas, ya que estas le pagan a la aplicación para que muestre su contenido, es decir, no somos los propios usuarios, sino la aplicación misma, la encargada de medir y filtrar qué se le mostrará a cada uno de los consumidores.
Hace ya algunos meses, varios usuarios de esta red, expresan su descontento sobre las novedades que brinda la aplicación. Puntualmente, la última prueba (ya que por el momento no es una decisión definitiva), la cual no permite replicar el contenido de las publicaciones en las historias, despertó el enojo de sus usuarios. Por un lado, emprendedores, medios digitales y artistas se vieron afectados, ya que esta app es el canal principal por el cual comparten gran parte de su trabajo.
Asimismo, los consumidores también cuestionaron fuertemente esta decisión y algunos sostienen que la justificación en la que se basa Instagram para tomar esta medida es errónea.
Sumado a esto, en las últimas horas se rumoreó que, según las nuevas políticas, Instagram tendría permitido usar la cámara frontal para monitorear las reacciones faciales de sus usuarios durante las publicidades y así mejorar su experiencia.
En fin, la esencia de la aplicación va mutando cada vez más, y todo esto pone en jaque la transparencia y el carácter de la red por la cual muchos usuarios están asociados a ella. E Inclusive, varios de ellos afirman que ya fue desinstalada de sus dispositivos.