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INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y MÚSICA:  ¿HERRAMIENTA O AMENAZA?

En el último tiempo la inteligencia artificial irrumpió en diversos sectores, y la industria musical no es la excepción. Desde la composición y producción hasta la interpretación. Esto está transformando la manera en que se crea, distribuye y consume lo que se escucha día a día. ¿Este tipo de tendencias son una ayuda o un peligro para los músicos y productores?

¿Éxito artificial o fracaso humano?

A comienzos de este año, se viralizó una canción en TikTok que todos creían que era del cantante puertorriqueño Bad Bunny. La canción fue un éxito que miles de usuarios cantaron y bailaron. Llegó a acumular millones de visualizaciones y reproducciones en las plataformas. Pero el músico declaró que la canción no era suya y que él nunca la había grabado.

Se trató de una canción hecha con inteligencia artificial (IA) cuyo éxito parecería no ser de nadie, pero que obtuvo la aceptación de la audiencia. Actualmente la canción se encuentra subida a YouTube, está cerca de las cuatro millones de reproducciones y uno usuario comentó: “La podrán borrar de Spotify, pero nunca la van a poder borrar de nuestras mentes”.

Dentro de ese vacío de posesión, surgen varias dudas alrededor de las cuestiones éticas y legales; ¿A quién le pertenece el dominio o la autoría de canciones generadas por estas inteligencias?. O también, si un usuario anónimo crea una canción con inteligencia artificial utilizando la voz de un artista reconocido, ¿para quien deberían ir las regalías?.

¿La evolución o la revolución de las máquinas?

Juan Salvador Baumgartner (Arax) es productor musical y sostiene que si bien una canción hecha por inteligencia artificial puede ser muy exitosa en cuanto a las métricas, él encuentra una gran desconexión desde el punto de vista emocional con este tipo de obras. “Incluso escuchando canciones hechas por humanos que no me transmitían nada, he llegado a decir que parecían hechas por inteligencia artificial”, explicó, y agregó que si bien son piezas prolijas, están faltas de chispa y de alma.

La inteligencia artificial Chat GPT, desarrollada por Open AI, puede escribir una canción con la temática que se le pida. Pero para obtener una canción, o lo más parecido a ella, faltaría el lenguaje musical. Esta interfaz también es capaz de brindar acordes para poder musicalizar la letra desarrollada.

Sin embargo, también funciona al revés. Si un usuario le solicita a Chat GPT que escriba la letra de una canción en base a unos acordes, la interfaz brinda un escrito acompañado de los espacios en donde irían las notas musicales.

En la producción musical, la IA está facilitando la mezcla y masterización de pistas. Existen algoritmos que pueden analizar grabaciones y sugerir mejoras, como ajustar niveles o aplicar efectos. Sobre esto, Arax comenta que en su día a día laboral el utiliza programas que están entrenados con inteligencia artificial que sirven, por ejemplo, para camuflar de manera orgánica algún ruido que haya surgido durante la grabación de una voz o instrumento.

¿La evolución o la revolución de las máquinas?

En el ámbito del consumo, la IA está revolucionando la manera en que escuchamos música. Plataformas como Spotify y Apple Music emplean algoritmos de aprendizaje para analizar los hábitos de escucha de los usuarios y ofrecer recomendaciones personalizadas. Estos sistemas no solo consideran las canciones que escuchas, sino también el momento del día, la actividad que realizas y tu estado de ánimo, creando listas de reproducción que se adaptan a cada situación.

Este tipo de tendencias también está impactando en la interpretación musical. Robots y algoritmos pueden ahora ejecutar piezas musicales con gran precisión. Un ejemplo destacado es el robot Shimon, desarrollado por el Instituto de Tecnología de Georgia, que no solo toca instrumentos sino que también puede improvisar y componer en colaboración con músicos humanos, generando una conexión entre hombres y máquinas.

Sobre una supuesta pérdida de empleo en el ámbito de la música Arax hace un paralelismo con el arte plástico: “Hay cuadros hechos por inteligencias artificiales que uno los ve y piensa que podría tenerlos en su casa e incluso llegar a concretar eso. Sin embargo, la gente que quiera comprarle un cuadro a un artista lo va a seguir haciendo”.

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