A principios de este año la serie Poco Ortodoxa (Netflix) fue un gran acercamiento a la cultura judía para el público joven. Y como el cierre del círculo la encargada de cerrar la competencia internacional del festival de cine de Mar del Plata, la recupera con una acidez y humor brillante.
Hablamos de la película Shiva Baby de Emma Seligma basada en su cortometraje homónimo de 2008. En ambos vemos a una adolescente que previo a adentrarse en un funeral judío (shiva), al cuál asiste por obligación, mantiene relaciones con un hombre grande sin saber que éste se aparecerá minutos después en la reunión volviendo todo muy incómodo.
Lo que hace el largometraje en la hora diez que dura, es trabajar un clima de tensión que va in crescendo con mucho mayor detalle.
Danielle, tiene una personalidad fuerte, pero las miradas inquisidoras de la pequeña comunidad, los saludos por compromiso sofocantes y la presencia de sus padres junto al hombre con el que acaba de acostarse, la inhiben por completo. Sabemos que todo va a explotar en algún momento, pero la coreografía de cámara escabulléndose por los distintos ambientes de esta casa de la que casi nunca nos movemos, siguiendo a los personajes a centímetros, nos pasea por toda la montaña rusa de emociones que siente ella, al punto de contagiarnos.
Mantener la mentira con un bebé que llora, un regalo que delata mucho y una relación entre dos amigas que se contienen entre reproches, son algunos de los ingredientes en éste cóctel de momentos bizarrros que aportan frescura a las comedias de funeral con las que estamos familiarizados.
Sin moralejas, solo con un guión inteligente la directora reflexiona sobre la desprotección de la mujer en las relaciones virtuales, la bisexualidad y la religión en sintonía con la perspectiva de género que la edición número 35 se propuso.
