El 24 de octubre fue el Día Mundial Contra el Cambio Climático, éste es un hecho cada vez más evidente en Argentina y en el mundo.

El cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, debido a variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes. Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.
Otro gran problema que es consecuencia de las actividades humanas es el Calentamiento Global, éste se constituye por la absorción de la energía solar por parte de la tierra. La tierra al calentarse desprende calor a la atmósfera en forma de rayos infrarrojos. Sin embargo, parte de este calor vuelve a ser remitido a la superficie terrestre y la consecuencia es el recalentamiento de la misma.

Sin embargo, aunque no se hable demasiado del asunto, no significa que haya cesado. Al contrario, los grandes incendios en Córdoba, las grandes inundaciones por precipitaciones, entre otros fenómenos naturales, están pasando y son los pequeños pasos que nos conducen a una consecuencia irreversible.
El siguiente paso del Calentamiento Global es la Ebullición Global esto sucede cuando las temperaturas a nivel global llegan a un punto crítico que conduce a una serie de cambios climáticos extremos, como el mes de julio de este año, el cual fue el más caluroso de los últimos 120.000 años.
Algunas de las consecuencias de este fenómeno son:
- Climas cada vez más extremos
- Lluvias monzónicas con inundaciones más frecuentes e intensas
- Incendios intensos y continuos en diversos lugares al mismo tiempo
- Olas de calor extremo con miles de muertos
- El aire es caliente, contaminado y por lo tanto, irrespirable

Continuando con las consecuencias del cambio en la atmósfera, el deshielo forma parte de una de las más preocupantes y visibles. Actúa sobre la subida del nivel del mar, es capaz de alterar la dinámica oceánica y amenaza con acelerar, todavía más, el cambio climático.
En la actualidad, se calcula que la pérdida de masa de los glaciares y las capas superficiales de los polos Norte y Sur vierte al mar unas 670 gigatoneladas de agua cada año, lo que equivale a 268 millones de piscinas olímpicas. Sólo en Groenlandia esta pérdida se estima en 270 gigatoneladas al año.
La subida de los océanos por el deshielo trae consigo la inundación de los territorios, como también pasará que el agua salada también salinizaría ríos y acuíferos, un fenómeno que ya se está observando en muchos deltas, albuferas y humedales del mundo, principalmente a causa de la sobreexplotación del agua subterránea para usos agrícolas.

Una solución a todos estos fenómenos amenazantes, son las acciones políticas y públicas. Los hábitos personales también forman parte de esos pequeños cambios que no solo ayudan al medio ambiente, sino que aportan a un estilo de vida mucho más saludable y positivo para quienes los lleven adelante.