El medio ambiente sufre cambios cada vez más abruptos debido a la contaminación y el uso indebido de la tierra y las consecuencias están empezando a notarse.
Las noticias sobre las olas de calor en Europa dieron vuelta al mundo cuando mantuvieron un alto pico de temperaturas que superan los 40 grados. Pero, no es el único continente que ha pasado por estos números, ya que América y Asia también se encuentran como víctimas.
Si bien, un alto calor en verano es preocupante porque, en este caso, excedió los valores que se han mantenido equilibrados a lo largo de los años, últimamente el pico ha ido ascendiendo y no parece tener un punto de quiebre para comenzar su descenso. Pero, lo que se encuentra bajo el ojo de todos los especialistas, es el calor que tocó los 30 grados en julio en países como la Argentina, estando en pleno invierno.
Todos los años, una vez finalizado cada mes, los servicios meteorológicos realizan una estadística acerca de los valores de temperatura que han transcurrido en ese periodo y se comparan con los años anteriores. Este año, se llegó a la conclusión de que julio batió un récord nada favorecedor: batió ampliamente el récord del mes más caluroso registrado en la Tierra, con 0.33º C más que el anterior récord de julio de 2019.
Estos altos grados de calor no solo se los relaciona con el calentamiento global, sino también con un fenómeno climático que aún no llegó a la Argentina, pero que hay un 94% de probabilidad de que toque el territorio.
Este fenómeno climático es conocido como “El Nene”, el mismo consiste en la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Océano Pacífico ecuatorial y se asocia a cambios en la atmósfera. La temperatura del agua del mar en el océano Pacífico ecuatorial presenta valores superiores a los normales en la mayor parte de la región.
Además, a los impactos del calor extremo ya acreditados en la salud humana se le puede agregar la oleada de incendios críticos que alimenta esta situación climática y que están afectando la región mediterránea, pero también Canadá. El Servicio de Cambio Climático de Copernicus afirma que dichas temperaturas tienen, en definitiva, “graves impactos en la salud, el medio ambiente y la economía”.
Este fenómeno es cada vez más preocupante, ya que vuelve realidad muchas predicciones realizadas años anteriores sobre las consecuencias por un mal accionar del ser humano sobre la tierra.
En los últimos años se han registrado más de un movimiento y organizaciones que buscan defender al planeta tierra y lograr una conciencia colectiva que ayude a generar un impacto aún mayor en las decisiones de consumo de las personas.
Sin embargo, el aporte de los ciudadanos termina siendo parte de un granito de arena al lado de las explotaciones y excesos realizados por las grandes empresas por fines puramente económicos.
Es sabido que no hay vuelta atrás, los actos cometidos ya están teniendo sus consecuencias y lo único que queda por hacer es evitar su avance. Es una lucha que nunca se ha pensado que sobrepasaría al humano, ya que siempre se ha considerado que la Tierra sería infinita.
Por lo que es importante persistir en la lucha por políticas ambientales que obliguen a las grandes empresas a cambiar sus hábitos de consumo y producción. Los pequeños cambios van en ascenso en los ciudadanos del mundo, tan solo falta que aquellos que más impacto generan, asuman una conciencia al respecto y logren frenar sus altos grados de contaminación.
