A comienzos de Agosto se habilitaron salas en torno a actividades culturales donde la llegada al público quedaba restringida a la vía streaming. Si bien el formato online implica una reinvención, en tiempos donde el contexto pandémico dio un giro de 360 a cualquier ámbito, no es una solución a largo plazo ni mucho menos, rentable.
El protocolo propuesto por Aadet y Artei fue acordado con entidades de la Salud, garantiza que solo los creadores vuelven a las tablas, en esta primera fase. Además de contener indicaciones que claramente revelan que los montajes lejos están de volver a ser a lo que eran antes, como: la distancia en el escenario o entre personas detrás de cámara a la hora de trasmitir(metro y medio), sanitización de elementos luego de ser tocados, cruces cercanos con tapabocas, etc. los espacios más pequeños corren en clara desventaja frente a las salas comerciales para llevarlos a cabo.
Si bien es una forma de estar en movimiento mientras todo pase, el streaming no resuelve la situación económica de los espacios culturales, muchos cerrados o puestos en alquiler. Según Sebastián Blutrach, propietario de Teatro El Picadero, contaba a La Nación “una mínima ganancia que no compensa el esfuerzo. Diría que es pura militancia, la necesidad de que el teatro siga abierto”
Otro que puso el cuerpo por amor al teatro fue Flavio Mendoza que, con varias familias y centros talleres a cargo, no ve las horas que todo se reactive. El actor alquila el Teatro Broadway y junto a una infectóloga fue parte de las reformas para poder albergar público, ahora con distancia, lo que conlleva una reducción de su capacidad. De 1500 localidades ahora están aptas 380.
En charla con Teleshow , manifestó que sabe que tal descenso no es un gran augurio, pero él quiere estar en movimiento con la obra Un estreno o un velorio en el horizonte. Con ensayos virtuales, el protocolo en el que Mendoza estuvo trabajando incorpora testeos semanales de técnicos y elenco y barbijos dentro de la sala.
Por otro lado, empresarios del sector ponen todas sus fichas a una vuelta a las salas con un 50% de capacidad en Octubre (fase 2), pero todo quedará en manos e las decisiones estatales.
De hacerlo entradas y programas dejarían de ser en papel sino virtuales de acceso con código QR, los espectadores deberán pasar por una cabina de control sanitario y la distancia y alcohol en gel no serán negociables.
Por el momento el Teatro Cervantes iniciará los ensayos de las 21 obras ganadoras del “concurso de obras cortas Nuestro Teatro” donde ya fueron formados equipos para grabarlas y trasmitirlas en streaming. A su vez el Teatro San Martín comenzará su ciclo de diez obras vía streaming con “Alicia en el teatro de las maravillas”
Los proyectos de ambos teatros que fueron suspendidos volverán el año próximo,con el mismo elenco.
El empresario Carlos Rottemberg reactivaría sus cuatro obras frenadas desde el año pasado “Carcajada salvaje”, con Darío Barassi y Verónica Llinás; un nuevo monólogo de Enrique Pinti; “El acompañamiento” con actuación y dirección de Luis Brandoni y “El lado B del amor” de Gabriel Rolón.
El Paseo la Plaza se inclinará a apostarle a monólogos, priorizando el mínimo de actores sobre el escenario y no descartará el streaming. Brindando así acceso a espectadores del interior o pertenecientes a grupos de riesgo.
Si bien todo depende de las autoridades, el gran eslabón al que hay que esperar que vaya recuperando la confianza en esta nueva teatralidad, es el público.
