El Museo Nacional de Bellas Artes homenajea los cincuenta años del artista argentino Nicolas García Uriburo, quien el 19 de junio de 1968, realizó la obra de arte en los canales de Venecia, pintando de color verde las aguas del país europeo. La exposición se presenta como “ Venecia en clave verde. Nicolas García Uriburu y la coloración del Gran Canal”, se inauguró el 29 de junio de 2018 y estará exhibida en el museo hasta el 30 de septiembre del corriente año.
La exhibición reúne fotos intervenidas, piezas documentales y serigrafías del período de 1968 a 1974, y otras coloraciones históricas realizadas en esos años.
El artista argentino caracterizado por su preocupación por el medio ambiente, García Uriburu, se dedicó por meses a la investigación para poder conseguir una sustancia fluorescente, que reuniera las condiciones visuales y medioambientales necesarias- colorante verde y uniforme- capaz de poder teñir las aguas y que sea no dañino para la flora y la fauna del lugar. Su afán por las intervenciones en la naturaleza ha permitido destacarse como uno de los referentes artísticos del siglo XX , por la técnica de la coloración en diferentes aguas del mundo, como fueron en París, Bruselas, Londres y Buenos Aires.
La coloración del Gran Canal se desarrolló dentro del marco de la XXXIV Bienal de Venecia, tras las sucesos del Mayo Francés, en donde el artista argentino permitió explotar las primeras ideas del performance, es decir, el arte vivo en movimiento y el destape de la provocación que fusionaba la pintura con intervención de la naturaleza a gran escala, como así también, con el conceptualismo quién deseaba reflexionar sobre la situación del medio ambiente y la importancia de este en aquellos tiempos.
Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, sostiene que “Nicolás García Uriburu es un referente fundamental del land art y, a la vez, un pionero de la conciencia ecológica, que formuló con el lenguaje de la acción artística”. Además, agrega: “Tiñiendo las aguas de los canales de Venecia durante la Bienal de 1968, proponía una doble lectura en un solo gesto: al restituir su coloración denunciaba la actividad humana que trastoca la naturaleza volviéndola un artificio inútil. Por otra parte, lo disruptivo de la acción, que se realizó en forma clandestina, sin amparo de las instituciones, ponía en cuestión el sistema de las artes, acorde al espíritu de la época”.
Museo Nacional de Bellas Artes: Av. del Libertador 1473, CABA.
Horarios: de martes a viernes, de 11 a 20, y sábados y domingos, de 10 a 20
Entrada libre y gratuita
