Es evidente que la pandemia del Covid-19 irrumpió en nuestra vida cotidiana. Múltiples actividades que para nosotros antes eran algo normal del día a día, hoy lamentablemente fueron afectadas por el denominado coronavirus. Desde usar un tapabocas para salir a la calle hasta lavar los alimentos que recién ingresamos a nuestros hogares son algunas de las tantas nuevas tareas que la sociedad tomó como algo normal.
En este caso vamos a hablar de la actualidad de los múltiples actores y partícipes de la cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Fernando Martín es actor (o como él prefiere definirse “hombre de teatro”) y trabaja en producción vinculado al Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. El es uno de los tantos actores de teatro que tiene la Ciudad y que amablemente nos cedió un espacio en su día a día para realizar una breve entrevista:
— ¿Ibas a estrenar una obra antes de que se decretara la cuarentena?
—Estaba en la víspera de un estreno de una obra que se iba a hacer en los primeros días de Abril en el cual, en las últimas dos semanas de Marzo, se hacen todos los ajustes como normalmente se trabaja en el teatro independiente.
— ¿Cómo se trabaja en el teatro independiente?
—En este tipo de teatro, como su nombre lo indica, se trabaja con recursos mucho más bajos que el comercial, donde no hay sueldo, donde todos estamos trabajando y apostando a que la futura obra sea convocante y eso genere el ingreso que permita la recuperación de la producción por más que sea relativamente austera en relación a las otras modalidades. Siempre tiene un costo y también se auspicia que los participantes de la obra, ya sean actores, directores, escenógrafos, entre otros tengan su remuneración.
— ¿En qué los afecto la cuarentena?
—Todo se vió truncado por la situación que llevo a que se decretara la cuarentena el 20 de Marzo. Ya una semana antes, al menos en la Ciudad de Buenos Aires, se habían tomado medidas restrictivas con lo cual no solo había un temor en los grupos que se presentaban en los escenarios sino también en el público debido a que había que mantener distancia. Si bien yo no estaba haciendo funciones, se generó un pequeño sismo en cuanto a qué medidas se tomaban. A los 15 días se decretó la cuarentena y la suspensión de todas las actividades públicas que convocaran gente.
—Puntualmente en el caso de tu obra, ¿Cómo se vieron afectados?
—Que estuviésemos por estrenar no diferencia mucho a que si estábamos en funciones. La dificultad es que por lo general en una producción independiente, cuando uno está en la cercanía del estreno, es cuando más se invierte en la gráfica, prensa y difusión. El que ya estaba en función ya lo había gastado y lo tenía medianamente amortizado. En nuestro caso, que estábamos por estrenar, se producen gastos que fueron abruptos para todos. La obra que íbamos a estrenar llamada La crucific(x) ión de María Bonita es de un autor y productor importante de España llamado Marcelo Jaureguiberry y teníamos acordado invitarlo a que venga a la Argentina. Estaba la posibilidad de hacer una gran difusión y cabía la posibilidad de ir a España. Todo esto quedó abortado. Nos dejó a todos desconcertados.
—¿Qué consecuencias negativas pensas que todo este tema de la cancelación de obras pueda llegar a traer a la cultura?
—Una de las actividades más perjudicadas van a ser todas las actividades artísticas performáticas, aquellas que requieren la concurrencia tanto del público como de los intérpretes.
—Hay algunas obras de teatro que optaron por las redes sociales como Instagram para presentar sus obras. ¿Pensaron en alguna alternativa por el estilo?
—Hay algunas modalidades que se están tratando de instrumentar que se permita en las salas hacer algún tipo de obra que se pueda mantener el distanciamiento y hacerlas en vivo vía streaming. A mi entender son modalidades de coyuntura, que no me gustan, de poco relieve, tanto por la posibilidad de recuperación de dinero como también de convocatoria. Puede ser que la convocatoria se multiplique si la obra está bien difundida por las rede sociales, pero a lo que voy es que el hecho teatral, la comunión artística y toda la sociabilización que genera el teatro se pierde.
— ¿Qué ocurre con las personas que viven estrictamente de la actuación?
—En realidad la mayoría de los actores que yo conozco que trabajamos en teatro independiente son muy pocos los que viven estrictamente de la profesión de la actuación porque en general en la Argentina esto ha sido muy difícil. La mayoría de actores y actrices tienes su trabajo alternativo, la mayoría de los casos vinculado a la actividad. Algunos dan clase, son asistentes o trabajan en producciones artísticas. En mi caso trabajo en producción.
— ¿Qué opinas sobre la situación económica en el área cultural?
—Todo está interrumpido, con lo cual se genera un vacío enorme en la sociabilidad, en la producción artística y fundamentalmente en los ingresos. En la Asociación Argentina de Actores somos 5000 o 6000 afiliados. Yo no sé quien está cobrando un ingreso, una regalía. Son mínimos. Se generó un quiebre en un modelo que ya venía golpeado. Los más afectados son los dueños de sala, los que tienen los gastos fijos de alquiler, luz y gas. Están todos en emergencia.
Como se mencionó al principio de esta nota, la actividad cultural está absolutamente detenida. Hay algunos directores que optaron por exhibir sus obras mediante streaming, pero una gran mayoría sufre esta dolorosa realidad económica que está viviendo el país, y como dice nuestro entrevistado al final de la entrevista con respecto a la actualidad de las personas partícipes de la cultura: Están todos en emergencia.