Puede resultar extraño hablar de la revolución del bienestar mientras la pandemia continúa impactando al mundo. Paradójicamente, sentirse bien y cuidarse pasó al “Top One” de los deseos más perseguidos por millones de personas debido a la sensación de fragilidad humana que trajo la peste por COVID-19. Sumado a esto, hace años se vienen desarrollando en paralelo grandes avances en tecnología de la salud. Otro factor importante es el cambio demográfico precipitado: por primera vez en la historia de la humanidad crece más la población de adultos que la de jóvenes e infantes. Para muchos expertos, el período 2020-2030 será “la década de las ciencias de la vida”.
La agenda del bienestar se masifica y se potencia en el contexto de pandemia, cambio demográfico y avances científicos. En relación con todo este proceso, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) lanzará la Semana del Bienestar 2021 del 11 al 17 de septiembre. A su vez, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible cuenta con el objetivo 3 sobre Salud y Bienestar para garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades ya que se trata de una cuestión fundamental para la construcción de sociedades prósperas.
En esta “revolución global del bienestar” surgen nichos comerciales y desarrollos científicos y tecnológicos que hoy se consideran exóticos como helados para dormir mejor, drogas que dejan de estar prohibidas (cannabis, etc.), nuevas terapias de todo tipo en medicina tradicional y alternativa, comida modificada para que sea más saludable, granos de café que vienen descafeinados y una concientización sobre la trascendencia vital de adquirir hábitos saludables como nunca se había registrado.
“La buena noticia es que esta revolución para cada uno puede empezar ahora, en el próximo instante”, cuenta Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, exbase de la generación dorada de básquetbol, que hoy dirige en Bahía Blanca uno de los centros más avanzados sobre deporte y vida saludable de América Latina. Sánchez es una especie de fan del bienestar, pero porque le interesa mantenerse en buena forma física y mental después de los 60 años para disfrutar de su familia, sus amigos y las cosas que le gustan en un lapso de vida que es cada vez más largo. El tiempo juega a favor cuando los buenos hábitos se repiten, como sucede con una inversión financiera.
Entre los hábitos saludables que muchas personas van tomando se encuentra el de establecer reuniones que involucren estar y/o caminar en el verde y al sol, meditar y hacer ejercicios de respiración regularmente, leer y ver todo lo que sale sobre salud y bienestar, etc. “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito”, Aristóteles. “Lo más importante para poder avanzar es soltar la polaridad de que si no te entrenás para una ultramaratón, entonces no sirve hacerlo; sacar el foco de la culpa en lo que no hacés y concentrarlo en los microhábitos que vas sumando. Basta de buscar un estado de perfección, todos somos imperfectos: cada gota suma” afirma “Pepe” Sánchez.
Japón se considera un laboratorio de lo que va a venir en materia de bienestar para la segunda mitad de la vida. Una nación que combina de manera única tradiciones curativas de miles de años con tecnología de punta, diseño basado en las personas y una política pública innovadora en este sentido. Varios de sus enfoques se convirtieron en tendencias mundiales: desde el ikigai, la búsqueda en la vida de un verdadero propósito, al valor espiritual del minimalismo, pasando por los baños de bosque (Shirin-Yoku); y Wabi-sabi, la filosofía de abrazar la imperfección y la fugacidad.
Las grandes empresas de tecnología abrieron departamentos específicos sobre este tema, hay fondos de inversión especializados y florecen las start-up vinculadas con la well-tech (tecnología del bienestar), age-tech (tecnología para adultos) y sex-tech, entre otras. Sólo la economía del sueño mueve unos 432 mil millones de dólares al año, con productos que van desde almohadas personalizadas, pijamas de materiales especiales, iluminación adecuada, distribuidores de música para calmar la mente, retiros de sueño y hasta helados relajantes para ayudar a terminar la vigilia.
En cuanto a la medicina, los profesionales de la salud se van convirtiendo en facilitadores de recursos internos que pueden sanar. El bienestar es una habilidad y es posible entrenarla. “Creo que la gran revolución del bienestar va a venir de un cambio masivo en la autoconciencia”, explica la médica neuróloga UBA Lorena Llobenes.
La nueva revolución del bienestar se libra también en el campo de batalla de la tecnología y de las redes sociales. Cada minuto que le restemos a nuestra adicción al celular se lo ganamos a la autoconciencia. Es sabido el daño que le causan las pantallas a nuestra salud mental y, en pandemia, esto se agravó muchísimo. Existe un estudio de Microsoft donde se ve cómo el cerebro se estresa hasta la extenuación luego de varias sesiones ininterrumpidas de Zoom.
Es relevante a nivel económico mundial contar con personas de 80-90 años o más que tengan capacidades físicas y cognitivas equivalentes a lo que hace pocos años se daba a una edad menor. Y las mejores propuestas de bienestar para la segunda mitad de la vida son tener un proyecto por mínimo que parezca, vínculos durables (amigos, familia, pareja) y el apoyo social. Más que nunca hay que cultivar relaciones, bajar la ansiedad, comer bien, fortalecer vínculos y cuidar el cuerpo pensando que puede durar cien años o más. Así la edad resulta una variable relativa que depende de la autopercepción de cada uno.
“La pandemia provocó un cambio masivo en lo que realmente valoramos en materia de intimidad y puso en relieve la importancia del costado humano: extrañamos el contacto físico, la intimidad, lo relacional. No hay reemplazo para estas cuestiones que estamos revalorando”, explica agrega Cindy Gallop, una creativa inglesa que vive en Nueva York y que se convirtió en una referente global de la nueva sexualidad.
En consonancia con esta línea, está vigente actualmente el estudio más completo realizado hasta ahora y de largo plazo de la Universidad de Harvard sobre bienestar físico y emocional. La conclusión es: más que ningún otro factor, el principal explicador de bienestar emocional y longevidad tiene que ver con la calidad de las relaciones.